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Tan complejo y heterogéneo es el fenómeno criminal como apasionante e intrigante el análisis y hallazgo de sus causas. Hoy en día, parece existir consenso científico con el hecho de que la etiología delictiva es de carácter multifactorial ya que en su exégesis se encuentran implicadas variables biológicas, de carácter endógeno, y ambientales, o de naturaleza exógena. Dentro de las primeras, y entre otras indudablemente, se integra el factor hormonal. El desarrollo, a mediados del siglo XX, de la moderna Endocrinología supuso el comienzo del estudio de la relación entre las hormonas y el comportamiento humano lo que, probablemente, aprovechó el endocrinólogo Nicolás Pende, considerado por muchos autores el fundador de la denominada Endocrinología Criminal, para afirmar que ciertas alteraciones endocrinas causaban trastornos conductuales que podrían estar relacionados con comportamientos criminales. Desde entonces la Endocrinología se ha interesado e implicado en la investigación sobre las relaciones entre algunas alteraciones hormonales y conductas agresivas, violentas y antisociales y/o delictivas siendo, sobre todo, muy prolífica sus aportaciones a partir de la primera década del presente siglo. Dentro de este campo de estudio, el interés principal, desde un punto de vista criminológico, se centra en las relaciones entre alteraciones en los niveles de cortisol y testosterona y los comportamientos descritos, el cual se ha visto respaldado por una fértil y fiable evidencia empírica desarrollada, mayoritariamente hablando, en el panorama científico iberoamericano, anglosajón y del norte de Europa, aunque también, afortunadamente, cabe mencionar algunos recientes e interesantes trabajos realizados por investigadores de nuestro país. Que las alteraciones endocrinas están relacionadas con ciertos trastornos comportamentales, parece estar, hoy en día, fuera de toda duda. Que, dentro de estos trastornos, algunas disfunciones hormonales se encuentran vinculadas con las conductas violentas y delictivas parece ser un hecho cada vez más contrastado desde un punto de vista científico. La presente monografía analiza el factor endocrino como una de las posibles causas del fenómeno criminal y, ya sea dicho de paso, nos aproxima a ese campo de estudio dentro de la Criminología, conocido como Endocrinología Criminal, desde dos aproximaciones. Una, a partir de una revisión de la literatura científica sobre la materia y, otra, teniendo en cuenta el análisis de un modesto estudio realizado en un Centro Penitenciario de la Comunidad de Madrid.
Francisco José Sánchez Garrido es Licenciado y Doctor en Derecho (Programa Derecho Penal y Criminología), con la calificación de sobresaliente cum laude, por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, formación académica que amplia con el Máster en "Psicopatología y Neurociencias. Bases Biológicas, Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos Mentales", título propio de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, en colaboración con el Instituto de Altos Estudios Universitarios, y que complementa, en la actualidad, con los estudios del Grado de Psicología. Desempeña, por un lado, su labor profesional, con amplia experiencia y trayectoria en órganos jurisdiccionales del orden penal y penitenciario, como funcionario de carrera de la Administración de Justicia (subgrupo A2) y Letrado de la Administración de Justicia sustituto (antiguos Secretarios Judiciales, subgrupo A1) y, por otro, su compromiso académico y docente, como profesor tutor de Derecho Procesal en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Es autor de diversas obras de carácter científico relacionadas con la etiología delictiva y la delincuencia habitual.