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La presente recopilación de textos, cuya profundidad analítica no desdeña una expresión absolutamente poética, nos confronta con una potencia creativa tan desbordante, que nos sorprende desde el primer contacto. Baste mencionar que muchos de estos trabajos, cuyo vigor los consagra por mérito propio, son comentarios a los de otros autores. Es el caso de Thalassa, ¿Quién es Melanie Klein?, Psychoanalysis Lithographica, o la magnífica introducción a la edición francesa de «El instinto filial» de Imre Hermann, con un Glosario que tanto invita y desbroza la lectura del texto original, como nos anticipa ya la importancia que este ha tenido para el mismo Abraham, en cuya propia producción encontramos una y otra vez aquellas huellas. El propio La corteza y el núcleo, también un comentario ?y en este caso del Diccionario de Psicoanálisis de J. Laplanche y J.-B. Pontalis de 1967? es una muestra cabal de un pensamiento que «piensa con» otros sin perder un ápice de su singularidad. El interés por fundamentar un psicoanálisis de los orígenes instala al símbolo, noción clave del psicoanálisis, y entendido aquí como estructura del universo, como el articulador que permite postular una concepción del psiquismo tan original como potencialmente eficaz en la medida en que amplía los límites de nuestra comprensión de diversos fenómenos y manifestaciones. Tal perspectiva de la simbolización hace que nada pueda ser concebible fuera de lo que es relacional. Los otros términos de la relación pueden ser internos o externos al sujeto. El sujeto se autoelabora en un encuentro consigo mismo que puede o no producirse y en este autoencuentro el otro tiene un papel primordial desde el principio. Es también, según el modo de la relación mantenida con el objeto, que será o no posible el proceso de la introyección, propio del trabajo de duelo: cuando ese proceso resulta inaccesible a causa de un secreto inconfesable, que vuelve también inconfesable el dolor narcisista por la pérdida del objeto, el recurso a la incorporación, es decir, a una recuperación mágica del objeto-placer, opuesta al proceso introyectivo, podrá determinar la creación de una cripta en el seno del yo, una criptoforia. Se trata de un proceso capaz de explicar, iluminándolos con una luz nueva, la melancolía, el fetichismo y diversos síntomas en el sujeto, y capaz de transmitirse a la descendencia en la modalidad de un fantasma, formación que permite a los autores una novedosa interpretación del «caso» Leonardo da Vinci, o, en su originalísima propuesta de un Acto VI adicional, «comprender» a Hamlet.