Pedro el labriego

Pedro el labriego
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Pedro el Labriego, considerada como la obra de mayores pretensiones y alcance de la literatura inglesa medieval, refleja la época de ebullición y cambio que le tocó vivir a su autor, William Langland, (1331-1399?), un oscuro pero clarividente clérigo. Por una parte el transfondo bélico, la lucha secular entre Inglatera y Francia cristalizada en la Guerra de los Cien Años; por otra, las tensiones con el Vaticano y el Cisma de Avignon, la cimentación de la burguesía, la fascinación por el dinero, que afectaba también al estamento clerical tanto regular como secular y la presencia de los diversos brotes de peste bubónica. A través de una serie de visiones alegóricas que tienen lugar durante el sueño, comparecen ante el lector virtudes y vicios personificados, así como diversos personajes históricos, que sirven todos ellos al propósito de Langland de fustigar los vicios de su época, apuntando diversos caminos para su-perar las crisis personales y sociales. El texto es del mayor interés por las sátiras y burlas que dirige a los hábitos corruptos de la Iglesia y el Estado, y porque su protagonista, el virtuoso Pedro, pobre labriego, se convirtió en ejemplo y modelo para los campesinos rebeldes (1381) y en guía para los reformadores eclesiásticos de los siglos siguientes. De acuerdo con los planteamientos de la alegoría, el poema se basa en una serie de visiones y en la peregrinación de los habitantes de su tierra hacia la Verdad, a través de la Crucifixión o de los tormentos del Infierno. La vigencia de muchas de sus críticas y de las correspondientes soluciones hacen que la obra de Langland rebase ampliamente, desde la óptica ac-tual, el limitado marco temporal de finales del siglo XIV inglés que las vio nacer. La crítica moderna ha comparado Pedro el Labriego con La Divina Comedia, El Paraíso Perdido y el Pilgrim?s Progress de Juan Bunyam.

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