Sergas de Esplandián

Se dirige el autor a los "grandes reyes y los otros altos hombres que la cristiandad señorean" para recordarles que Dios les ha otorgado mano sobre muchas gentes y además les ha abierto "la carrera del santo paraíso", y ellos, sin embargo, no quieren poner freno a "sus sueltas voluntades". En tan situación, se exige un cambio en las conductas de tales individuos para que todos ellos puedan conseguir la salvación de su alma. Puesto que los bienes terrenales son perecederos, verdad que afirma el autor a través del tópico del "ubi sunt", ¿Por qué n buscar unas metas más perdurables? Si estos reyes y señores dirigen su esfuerzo contra los infieles siguiendo el ejemplo del caballero Esplandián, servirán a Dios y disfrutarán luego de las recompensas eternas. La reflexión moralizante del autor desemboca en este prólogo en una llamada a la acción y a la guerra santa contra los infieles, enemigos de la fe cristiana.